lunes, 25 de octubre de 2010

Cuestión de...

El tiempo es demasiado responsable.
Parece que en sus manos está la decisión de cuanto uno ha de ser en la vida.
Madura las cosas.
Y cierto es, que el mero paso de los años ablande algo, cambie algo, tiña algo. O que un día, o dos, o tres, pudra una fruta.
Depositar en las manos del tiempo lo que podemos cambiar ahora con las nuestras propias no tiene perdón.
El perezoso simpatiza con el tiempo y pacta con él posponiendo cuanto desea que pase o sea.
El idealista sueña despierto, construye castillos en el aire volando malamente y muere al caerse al suelo. Deja el tiempo real morir.
El fantasioso, que no muy lejos del idealista anda, vive entre telas coloreadas. El tiempo también se le escapa.
El tiempo es esperanza, dolor, madurez, vértigo, alegría, arrepentimiento, nostalgia.
El tiempo es respuesta que alivia la impaciencia ante el torturador cruel y masivo que es la incertidumbre.